9/11/12

Literatura digital: Cul de sac





No es una cuestión nueva, y postergar su respuesta sólo hará que sea más complicado lograr que la literatura digital se establezca como corriente artística válida, práctica y real. ¿La literatura electrónica está en un callejón sin salida, en un cul du sac sin escapatoria?
Durante ya demasiados años ha existido una tendencia académica a abrazar casi incondicionalmente toda expresión “literaria” que se manifestara a través de un ordenador o un microprocesador, aun cuando en muchas ocasiones tales obras tenían muy poco de literarias e, incluso, tenían muy poco valor artístico.
Quizá por el instinto de proteger a un recién nacido, por otorgar un periodo de gracia o por permitir el desarrollo de novedosas manifestaciones artísticas, se ha tendido a analizar con suma benevolencia el trabajo que se ha venido realizando en el ámbito de la literatura digital.
Con todo ello, la situación actual es:
·       Para el gran público sólo existe la literatura digitalizada. Los e-books, los e-readers, la industria de la autopublicación, las tabletas, las bibliotecas digitales, las editoriales en red, etc. son, en un 99% de los casos, las obras de toda la vida sólo que plasmándolas en soporte electrónico. Incluso, los nuevos sistemas intentan imitar lo más fielmente posible el libro tradicional, simular con realismo el paso de las páginas, que la pantalla parezca el libro clásico,  y la industria busca con ahínco que el aparato electrónico pueda hacer exactamente lo mismo que hace el papel (anotar, marcar, tomar notas, etc. ... hasta hay ideas en curso para que el ordenador huela o tenga el tacto de un libro).
·       Hay que señalar que los desarrollos como el libro enriquecido, el texto animado, el añadir vídeos o fotos, son sólo actualizaciones tecnológicas de lo que ya existe el papel. El que una foto se pueda ampliar, que se oiga un sonido o que con un click se visualice un vídeo es sólo un modo más sencillo y rápido de lo que antes ya se lograba con varios sistemas. El que el contenido pueda escucharse de viva voz no va más allá de un audiolibro en cuanto a concepto, por mucho que se simplifique el paso de un medio a otro. Un blog, por poner otro ejemplo, es un diario con mayor capacidad y rapidez epistolar. En definitiva, no hay cambio de paradigma alguno.
·       La literatura digital como cauce radicalmente distinto de contar, como literatura que sólo (o casi) pueda leerse en un ordenador no existe para el gran público y, en mi opinión, ha casi ya perdido la última oportunidad de convertirse en una industria capaz de ser rentable algún día y de ser atractiva artísticamente para el mundo. Y en esta pérdida de opciones tenemos mucho que ver los que, de un modo u otro, estamos interesados en la literatura digital. Como señala Markku Eskelinen, still, the cultural, economical, educational and even literary status and visibility of electronic literature is low and obscure at best.
·        En efecto, la literatura digital se ha convertido en un nicho muy pequeño en donde el pequeño grupo de personas interesadas a nivel mundial se comentan, se citan, se alaban,  los unos a los otros, en una aparente endogamia que poco aporta.
·       Como señala Yra van Dijk, en la literatura digital se da la curiosa circunstancia (y muy desafortunada a mi entender) de que existe más teorización sobre ella que obras en sí mismas: the amount of theory (let's say: the head) on digital literature is weightier than the body of works to be considered. Algo similar, indicaba la doctora Amelia Fernández cuando hablaba de hiper-teorización en su interesante disertación dentro del VIII Seminario permanente de la Fundación Caballero Bonald.
·        Esto es lo peor que le puede pasar a cualquier arte. Un arte vivo, un arte que tiene futuro, que llega al corazón de las personas, que emociona, que atrae, sólo puede darse a través de sus obras, de esos trabajos que encandilan a las personas sencillas, a la gente corriente. En la literatura impresa o narrada siempre ha sido así. Había más tragedias en Grecia que griegos reflexionando sobre ellas (aun cuando los hubiera y nos hayan dejado un magnífico legado teórico); un cuento a la luz del fuego en una noche estrellada, se disfruta, no se analiza; había muchos más romances y sagas en los bardos y trovadores que expertos en analizar sus creaciones; siempre hubo infinitamente más novelas y poemas impresos que ensayos sobre la imprenta. La literatura se ha disfrutado primero y se ha analizado después, a lo largo del tiempo. Y ello implica, asimismo, que esa literatura hacía disfrutar a un número significativo de personas, que era capaz de crear mundos, ilusiones, expectativas y nuevas ideas atractivas a gran número de seres humanos, no únicamente a una pequeña elite. Luego, tras su éxito, tras esa atracción primaria, llegaban los análisis, el corpus teórico.
·       Hace algunos años, yo señalaba que la literatura digital afrontaba el riesgo de convertirse en un refugio elitista y poco comprendido similar al de la música contemporánea “clásica” (permítaseme este oxímoron). Hoy, pienso que la situación es peor porque la música contemporánea de concierto tiene un público que, aun siendo pequeño en número, es suficiente para rentabilizar conciertos y llenar algún teatro que otro. La literatura digital no lo es ya que ha perdido (¿irremediablemente ya?) el tren de tener siquiera un nicho.
·       No parece haber nuevos escritores interesados en desarrollar obras. Incluso, referentes de la talla de Eugenio Tiselli han dejado de trabajar en este campo. Sin entrar a debatir los aspectos éticos que Tiselli ha manifestado sobre los aspectos más ocultos y oscuros de la tecnología (y que comparto en gran medida, incluso con mayor temor), me interesa mucho esta frase: rehúso a crear más piezas de e-Literatura sólo por explorar nuevos formatos y soportes, y estoy fuertemente en desacuerdo con seguir estudiando y entendiendo la e-Literatura exclusivamente desde dentro del campo académico literario.
·       Podría argumentarse que las artes tradicionales también precisaron mucho tiempo para establecerse, que desde que se inventó la primera escritura hasta que hubo obras maestras literarias pasaron milenios, que desde que Gutenberg inventó su imprenta hasta que hubo una narrativa francesa o española o americana, pasaron siglos. Pero esto me parece que es no afrontar el problema porque no se considera la velocidad del mundo actual. Hay que compensar el volumen de seres en el planeta, la velocidad de comunicación, de transmisión de conocimientos, de acceso a la cultura y a los medios. Cincuenta años digitales cuentan por quinientos años no digitales. Homogéneamente, está pasando más tiempo sin que la literatura digital se consolide que la que transcurrió en épocas pretéritas. El tiempo pasa y no se avanza. Las palabras que en el año 2008 escribía Andrew Gallix parecen más actuales que nunca: e-readers are only adapted to conventional texts - and when was the last time you curled up in bed with a hypertext? In spite of all this, Amerika may well be on to something when he claims that we are witnessing the emergence of a "digitally-processed intermedia art" in which literature and all the other arts are being "remixed into yet other forms still not fully developed". My feeling is that these "other forms" will have less and less to do with literature. Perhaps e-lit is already dead?

·        ¿Cuál es la respuesta a este callejón sin salida en el que se ha metido la literatura digital? ¿Está todo perdido? Seguramente, no. Pero para que pueda revivir y encontrar una plasmación real, viva, que importe al mundo, deben darse cinco condiciones:
 
a)     Que el corpus de obras digitales (no digitalizadas) de calidad y populares aumente exponencialmente. No es fácil lograr ese arranque pero una vez comenzado, y si la habilidad artística de los escritores es suficiente, podrá darse un efecto de bola de nieve por el  cual cada vez más y más público se interese en ella. Ciertamente, es complejo definir qué significa “de calidad”, incluso admito que es una noción subjetiva. Por eso, de momento, me conformaría con que fuesen obras que el público “quisiera leer y quisiera comprar”. Aunque el término best seller tiene una carga peyorativa evidente en la literatura convencional, yo estaría feliz de que se lograra a corto plazo que algún escritor de literatura digital escribiera un digital best seller. La literatura digital debe encontrar su lugar en el mainstream. Citando a Maria Engberg: The day may be coming when digital literature no longer views itself, or is viewed by interpreters and critics, as the avant-garde of print literature.

    La literatura digital debe llegar a la calle, salir del círculo cerrado del ámbito académico.     Dice Andy Campbell, uno de los autores más interesantes en literatura electrónica a mi entender: I can't see how electronic literature can really evolve though without being exposed to an audience outside of academia. I have attempted numerous times to engage in open dialogue about this with various members of the elit community, but each time my words have fallen on deaf ears (probably like this post will). Is it because, even after all this time, there is still an underlying lack of confidence from everyone involved - at what ever level - that electronic literature is yet to justify itself as a viable, powerful and worthy art form or way of telling stories?

b)     
En cualquier caso, sólo consiguiendo que se escriban más y más obras será posible encontrar nuevas ideas, dar con la piedra filosofal que falta, encontrar las formas que la literatura convencional halló al inicio de su existencia, que el cine encontró pronto con los grandes maestros del cine mudo, que la música disfrutó con Bach, para que atraiga a un significativo número de lectores.

c)     
Que el texto, que las palabras, vuelvan a estar en el centro de la obra, algo que la anteriormente citada van Dijk menciona al hablar de las críticas que Simanowski hace al arte digital en cuanto que canibaliza el texto, que olvida lo realmente importante, la historia, para ocultarla con unos efectos especiales que a pocos interesan: The spectacle is, in the end, a “hostile environment” for text, and Simanowski contends that text can only survive if there is both action on the material level of the work and contemplation on a deeper level. Interactivity alone is not enough, he argues, and not politically subversive, as it is made out to be: "interactivity is cultural industry in camouflage".

Si en el futuro existe una literatura digital será porque ha vuelto a colocar a la historia y a la palabra en el centro. Debe hacerse hincapié en el contenido, no en el continente.

d)     Que exista una crítica profesional severa sobre las obras digitales que tenga en cuenta lo anterior, que no se deje arrastrar por el artificio visual, que no divinice la interactividad por el solo hecho de serlo, que no sea benévola con la experimentación por la experimentación, que potencie lo que siempre ha sido consustancial a la literatura, cual es que abre una vía para que el lector imagine, idee, reflexione, sueñe… no para que juegue con mecanismos más o menos ingeniosos (lo que no no ha detomrse como menosprecio para el juego, pero la literatura no es juego; la gammification del mundo no es un valor necesariamente) o para que se le dé todo hecho e imagine menos de lo que haría con un papel. De existir esta crítica ¿cuántas obras digitales quedarían vivas?

e)     Un salto tecnológico que, ahora mismo, no imagino siquiera. Sé que el cambio técnico es preciso pero no sé cuál será. Lo que es cierto es que los dispositivos actuales son limitados, que cansan la vista, que programarlos - dada la complejidad de los lenguajes de computación y la poca estandarización entre plataformas- es una pesadilla, que las restricciones de derechos y copyrights hacen inviable que un creador solitario llegue a escribir una obra digital que tenga potencial mercantil.
 
Me sumo a lo que Domenico Chiappe escribía: La teoría, las explicaciones, las divagaciones y las buenas intenciones no sirven de aval ante el lector-espectador-usuario-interventor, que sólo se anima o desanima, aplaude o abandona la sala. Es la hora de los argumentos y la sentencia. Si se demuestra capaz de transmitir su mensaje, prosigue con vida. De lo contrario, sucumbe al olvido. Cualquiera que sea el veredicto, el creador multimedia debe proseguir con la exploración del lenguaje, con el labrado de nuevas obras, con la confrontación entre lo aprendido y lo intuido. El escritor explora en el lenguaje y se sirve de la tecnología, y no al revés.

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